Salimos temprano, bueno, no tanto. Yo me adelanto para hacer fotos de la desmbocadura del Nalón con las primeras luces.
Una prueba por si la diferencia de luces del atardecer y amanecer merece la pena. Nada destacable |
Luego una subida y seguimos la Senda Costera. Somos los únicos peregrinos. Preciosos paisajes, y la brisa siempre.
Hay un momento en que llegamos a una playa pequeña entre dos cortados enormes, que nos deja sin habla. Sin cruzar palabra, rompemos todos los planes y nos quedamos no se sabe cuánto tiempo boquiabiertos. Echamos de menos a los lesionados Manu y Gabi.
La playa de Xilo, qué momento |
Después de eso, alguna que otra playa, alguna que otra foto y a llegar cuanto antes a destino.
Albergue público, con un hospitalero majo que nos explica con detalle lo que viene el día siguiente.
Los alemanes ya dicen tacos y beben vino con gaseosa.
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