23/7/2015 Salceda - Santiago de Compostela





Ultimo madrugón. La noche no ha sido sencilla con el churrasco dentro, energía no me va a faltar.Vuelvo a hacer la mochila despacio, cuidando que esté todo en su sitio, aún así, la toalla quedó en el tendedero. Durante la mañana Boni (del albergue) me dirá que lo que nos olvidamos lo manda a final de año a un centro de acogida.


Apuro lo que me queda de comida en el desayuno: unos sobaos, plátano y agua. Con esto y un café con leche + cruasán en Pedrouzo tiro hasta Santiago.
Hoy me olvido de todo y solo pienso en llegar antes de las 12:30h que es cuando Gonzalo habrá terminado su exposición de la tesis. 


Si ayer cené como un animal, hoy ando como un animal. No conozco a nadie de los pocos que se ven con mochilas. Mantengo kilómetro tras kilómetro un ritmo bestia sin importarme las ampollas, el sol o cualquier otro inconveniente. Sólo pienso en dejar gente atrás y llegar.


Más de lo mismo


Cuando los turistas me saludan "Buen Camino" les contesto "Buenos días", hablamos de cosas distintas.



Aterrizo en Santiago a las 11:01h y ya me relajo, ando tranquilo disfrutando del ambiente. Los peregrinos son ya todos peregrinos, todos con la sonrisa en la cara.




Pero llegar solo, no es lo mismo. Tampoco es posible repetir la emoción de cuando llegamos toda la familia después de caminar una semana al año durante cuatro, y muchos centímetros más altos.

Entro en la Catedral, escucho la misa. No estoy muy allá. De vez en cuando muevo las piernas para descargarlas.

Al terminar voy por la Compostela y veo que tampoco estoy para aguantar una cola. Me doy cuenta que necesito un sitio donde sentarme, tomar algo fresco y recuperarme. Voy en picado. En un bar pido una coca-cola y empiezan mareos, sudores. Mantengo el tipo como buenamente puedo. La cara entre las manos, más o menos erguido, con los codos hincados en la mesa. Intento evitar tener un aspecto más lamentable. 

Del bar me preguntan si estoy bien, les digo que no, sólo necesito el aseo y saber si está libre. 

Consigo algo de fuerzas y voy para allá. Un rato después salgo algo repuesto, pago mi bebida y voy por la mochila que dejé en una consigna. 

La verdad es que en algunos momentos me he visto indefenso: echo polvo y solo, a un montón de kilómetros de casa y sin conocer a nadie, pensando en cómo solucionar si la cosa se pone peor.

Poco a poco me voy encuentrando mejor y en la consigna me encuentro a Manu que está tomando una caña con Michael y Eva. Vuelta a empezar, venga esta caña, casi como si no me hubiera pasado nada.

Michael

Eva

Manu

Comida, siesta y nos volvemos a ver a eso de las 21h, que hay concierto. Después, a la plaza del Obradoiro, donde va todo el mundo. Es el ensayo general para el espectáculo (luz + sonido) de mañana.

Un incendio cerca de Santiago

Es el reconocimiento a nuestra aventura. Cuando nos hemos sentido insignificantes a lo largo del Camino, en la exhibición le dan un tono épico que nos encoge el corazón y nos deja sin habla. Nos abrazamos, no hay otra forma de expresarse.


Al día siguiente Manu manda una foto con una vela que encendió por cada uno de nosotros en la Catedral de Santiago. Hanna en Bilbao hizo lo mismo. Gabi dice que en Arzúa están lloviendo hombres. Eva sigue sin creer lo que ha conseguido. Yo ...





2 comentarios:

  1. ENHORABUENA...no sé si era el camino esperado o lo que esperabas del camino...pero simplemente leer y ver lo que has pasado...da animos y fuerzas para afrontar cada uno el nuestro.
    Eres un tío grande...me siento orgulloso de contarme como amigo y me da pena no verte más en el día a día.
    Muestra el espíritu que has demostrado aquí y caminarás por la vida superando los tropiezos que te va provocando...
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Gonzalo. Del Camino no se espera nada, sólo recibes. Me temo que hay que hablar de esto con unas cañas delante.

      Eliminar