14/7/2015 Soto de Luiña - Cadavedo







En mente la Playa del Silencio.


 Hasta llegar, no hay más que seguir paso a paso.





Allí me quedo medio en estado de shock. Ojalá consiga reproducir parte de lo que he sentido, escribirlo no sé.


Aviso al grupo que necesito mi tiempo. Y perderme haciendo fotos.

Abajo a la izquierda, mi mochila




Gabi, aún sin poder hacer todo el trayecto, se las organiza para llegar 


Me he abandonado. Recorriendo la playa de punta a punta, he esperado que pasaran las nubes para tener buena luz, he andado por las rocas, entre las balsas de agua marina, buscando fotos.



Al estar solo tengo esa tranquilidad.


Abuso de las zapatillas. Saltando entre los escollos, pisando agua, algas, piedras sueltas

Luego me cuesta recuperarme, hablar incluso.


Eso sí, al rato cojo fuerzas y voy como un cohete por los acantilados: bajando a las playas y subiendo a los pueblos.

 

¿Por qué hacer solo las fotos con las primeras luces?


Arrastro el estado de hace un par de horas y me dejo atrapar por los colores



Me llaman los alemanes para ver si me reservan plaza en el albergue. A todo que sí.
Mañana el grupo igual se rompe.

No hay comentarios:

Publicar un comentario